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Paul Pierce: The Truth


Paul Pierce, con el apodo de The Truth, fue uno de los más letales anotadores de la primera década de este siglo en la NBA. Con un físico limitado, en un entorno totalmente hostil para alguien de sus características como es la físicamente exigente NBA, Pierce logró hacerse un hueco entre la élite gracias a su talento, su ética de trabajo y su inteligencia.

Los primeros pasos de Pierce en el baloncesto transcurrieron en el instituto de Inglewood, ciudad de California. Durante su etapa en el baloncesto de la High School americana, fue reconocido como uno de las grandes promesas del baloncesto Estadounidense, lo cual lo llevo a formar parte, durante su estancia universitaria, de los Kansas Jayhawks, uno de las Universidades más prestigiosas del panorama baloncestístico. 



Teniendo en cuenta su orígenes, era difícil que un joven aficionado del baloncesto en esa zona no fuera fan del gran equipo de la ciudad: Los Angeles Lakers. Caprichos del destino, un 24 de junio de 1998, Pierce fue elegido en la posición número 10 del Draft de la NBA. 

Una posición que para las expectativas del propio jugador (esperaba acabar en el top 5 de ese Draft) y su entorno significaron una enorme desilusión. Principalmente debido a que los propietarios de esa décima elección del Draft eran los Boston Celtics, el máximo rival de sus amados Lakers, todo un capricho del destino. 

Durante sus primeros años, Pierce llego a un equipo en reconstrucción, sin gran talento y con muchas dudas. Él era la principal esperanza de la plantilla para devolver a la élite un equipo histórico pero que en ese momento era un gigante dormido, y es que llevaban desde 1986 sin hacerse con el trofeo de campeón, ni cerca de luchar por él. Pierce fue la luz de esperanza en un desierto lúgubre para la afición de Boston, que pronto olvidó las preferencias del flamante Rookie antes de unirse al equipo. El propio jugador también se enamoró de la ciudad, afición y equipo gracias a que sus buenas actuaciones fueron correspondidas con auténticas ovaciones por un público huérfano de ídolos pero con la capacidad de llevar a sus jugadores al máximo nivel gracias a la ensordecedora atmósfera que desprende el TD Garden, pabellón de los Celtics.

Tras su llegada y unas buenas temporadas en la liga, pronto formó una dupla con Antoine Walker que iba a dar esperanzas a la afición verde. Juntos consiguieron llevar el equipo a la finales de la conferencia Este en el año 2002. Pese a las grandes expectativas que había depositadas en ese conjunto de jugadores, el equipo tocó techo en esa temporada puesto que iban a verse atrapados en la mediocridad en los años venideros. La realidad es que no eran lo suficientemente buenos como para luchar por el anillo de campeón. Sin embargo, aunque esta primera etapa no fuese muy exitosa, forjó el carácter de líder de Paul Pierce del que se aprovecharía el equipo en los siguientes años. Paul tenía algo especial.

Como anécdota, en el año 2000, Pierce se vio envuelto en una trifulca en un bar en la que recibió un botellazo en la cabeza y 11 puñaladas, una de ellas muy cerca del corazón, por lo que estuvo a punto de morir, pero gracias a la chaqueta de cuero que llevaba puesta esa noche logró sobrevivir al incidente. Sin embargo, Pierce no se llegó a perder ni un solo partido debido al incidente, demostrando estar hecho de otra pasta.

Boston es seguramente la ciudad más Europea de Estados Unidos, y los Celtics han sido uno de los equipos más tradicionales y que más se han resistido a movimientos de marketing que constantemente envuelven a la NBA. Por ejemplo, fue el último equipo en incorporar animadoras a sus partidos. Sumado al clima frío que suele imperar durante la temporada NBA, resultó ser un destino poco considerado para los grandes jugadores de la liga, que preferían el glamour de Los Angeles, la enorme jungla de Nueva York o ciudades con regímenes de impuestos menos exigentes como los equipos del estado de Texas. En definitiva, mejores mercados donde poder aumentar su propia popularidad e ingresar más dinero a través del marketing.

Pero en 2007, Boston, logró hacerse con dos estrellas veteranas de la NBA. Kevin Garnett y Ray Allen, que se unirían a Pierce para formar el 'Big Three'. El objetivo estaba claro: Ganar. Tras una gran temporada, Pierce y sus compañeros lograron hacerse con el anillo de campeón de la NBA, en una final histórica contra el equipo de sus amores de infancia, Los Angeles Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol. ¿Contra quién iba a ser sino? Pierce logró liderar al equipo y como reconocimiento a su juego, le fue concedido el título de MVP de las finales.
Esta temporada iba significar el inicio de una nueva etapa para Pierce y los Celtics. Se convertirían en un conjunto ganador, que si bien no pudo lograr volver a verse como vencedor del título, puso en jaque a grandes equipos y estrellas de la NBA. Los equipos volvían a sentir miedo al viajar a Boston y, en cierto modo, para todo aquello que lucho Pierce durante esas primeras temporadas de su carrera, por fin se veía recompensado. Pierce y Boston por fin volvían a ser respetados.
Este ciclo finalizó en 2013 cuando Pierce y Garnett, ya acusados por la edad y sin sangre nueva en el equipo que pudiera tomar las riendas, son traspasados a los Brooklyn Nets para poder seguir con opciones de ganar un anillo de campeón más. Un anillo que nunca llegaría. Ya convertido en todo un veterano de la liga, persiguió la gloria en Wizzards y posteriormente en Los Angeles Clippers, donde Pierce jugó para uno de los equipos de su ciudad. Pese al esfuerzo, no logró volver a repetir la gesta de 2008.


Su gran rivalidad contra LeBron James y Kobe Bryant, dos iconos publicitarios que mueven mucho dinero a su al rededor, seguramente ensombrecieron la carrera de un gran jugador. Inteligente, con carácter ganador y elegante como pocos, pago caro ser el malo de la película protagonizada por Kobe y LeBron. Sin embargo..., ¿Qué sería  de Batman sin el Joker?







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